viernes, 12 de marzo de 2010

Fantasía/Realidad

Creo...
Creo que soy algo inestable.
A veces camino por ciertos lugares y con sólo cerrar los ojos puedo revivirlo todo como si el tiempo no hubiera pasado. Como si las calles siguieran siendo las mismas.
Pero otras veces, al llegar a un lugar familiar, me quedo esperando recuerdos que nunca llegan.
No me considero un hombre distraído. Más bien creo que estoy demasiado concentrado en cosas que nadie toma en cuenta.
Y a veces simplemente quiero callar y cerrar los ojos y dejar caer mis huesos en cualquier rincón lleno de polvo que me dé algo de descanzo. Pero sigo escuchando las voces que no están dentro de mi cabeza y las imagenes borrosas se convierten en rostros. Y entiendo que aún estoy aquí, y aún me hablan. Y me esfuerzo una vez más, y contesto. Aunque sea de mala manera, para no dejarlos hablando solos.
Muchas veces vivo más allá que acá. Más en los delirios y sueños que en la vida real. En una vida de ficción, en un mundo que me he construido con esfuerzo, pero no para habitarlo ni para disfrutar con él. Quiero que lo habiten otras personas. Quiero que otras personas lo disfruten y lo vean. He construido un mundo que no es para mí.
No tengo miedo a casi nada. Pero me aterra morir sin dejar al menos parte de ese universo para la posteridad. Cuando yo muera, no moriré sólo yo. Morirán conmigo un número infinito de galaxias y civilizaciones que han crecido y evolucionado junto conmigo.
A veces me hablan pero no los escucho, porque estoy viendo como el antihéroe asqueado de la sociedad ha vuelto para reconciliarse con su amigo soñador, antes de la gran batalla que sin duda le dará muerte a los dos.
Vivo más de noche que de día. Sueño más despierto que dormido.
En las noches mis brazos y piernas me piden a gritos algo de descanzo. Pero mi mente sigue zumbando, rumiando, balbuceando sus sueños en la oscuridad. Y cojo el lápiz como si fuera un bisturí y dejo de ser yo. Alguien más escribe por mí. Y yo sólo soy un pequeño nodo en el circuito que nos conecta con la fuente de la creatividad.
Muchas veces creen que escibo ficción. Pero cada pequeño paisaje, cada pequeño personaje, existe. Y aunque mi obra no es más que un pobre reflejo de la realidad, ahi están: no surgen de la nada espóntaneamente. Se maceran en cada dialogo y en cada acción. Mi Barrio. Mis Vivencias. Mi Familia. Mis Amigos. Y también mis Enemigos. En Fin: Mi vida. Y hay un trozo de mi vida en cada renglón, en cada verso que yo escribo. Y aunque los odie, se que en el fondo soy como aquel que se arranca trozos de su cuerpo para alimentar a las bestias, aún sabiendo que eso le causará un daño mortal.
Pero lo más importante es aquello que no escribo.
Aquello que no puedo escribir.
Aquello que me mantiene despierto a las cuatro de la mañana, con la mirada fija en la pared.
Creo que soy inestable. Y a veces olvido cosas.
Pero hay otras que simplemente no puedo dejar de recordar.

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